martes, 29 de diciembre de 2009

Le he dicho a mi mamá que soy gay

Tras el ataque de bulimia diario, intenté vomitar pero no pude. Sólo me quedaba hacer ejercicio como mínimo tres horas para eliminar lo que había comido, a saber, galletas, un colacao, mantecados, mucho turrón, un trozo enorme de queso, picos, pan...
Me dispuse a llenar mi botella de agua para hidratarme mientras hacía ejercicio.Luego la rellenaría unas cuantas veces más, por lo menos unos 4 litros.
Hoy no pretendía hacer ejercicio, sé que hacer a diario ejercicio y más durante tres horas es malísimo, pero tras el atracón no me quedaba de otra.
Al comenzar mis piernas me dolían terriblemente.No podía continuar pegando saltos, dando patadas, trotando... Así que le pedí a mi mamá una crema para el dolor muscular. Me la puse y el dolor desapareció, así que, continué haciendo ejercicio con varios descansos, pero en total tres horas completas. Acabé exhausto.
Al finalizar mi tortura me cayó una chispa de repente: "Dile a tu mamá que eres gay"
Me duche, me vestí y llamé a mi madre.
Mamá quiero decirte algo desde hace mucho tiempo, pero no quiero hacerte daño, no quiero que no vuelvas a mirarme como antes, no quiero que sufras, no quiero, no sé de qué forma te va a sentar que te lo diga.
Tras varias vueltas, sabría que las palabras no saldrían de mi boca. Entonces ella me dijo: ¿Es que eres como tu tío Jesús? (el también es gay)Mi rostro reflejó un sí. Para mi asombro me dijo: ¿Y qué pasa con eso? Es algo totalmente normal.
No lo podía creer, esto era imposible.Fue ahí cuando le solté todo el sufrimiento que había vivido durante toda mi adolescencia, de lo crueles que la gente había sido conmigo, de mis intentos de cambiar mi opción sexual para convertirme en una persona desagradable, de mi ocultación y aislamiento social. Igual que el día lluvioso, mis ojos empezaron a emanar cascadas de lágrimas. Mi Máma (que desde ahora llevará su nombre con mayúsculas) me abrazó y me dijo: "No pasa nada, deberías habérmelo dicho antes".
Lo más triste fue que ella empezó a llorar. Le pregunté que por qué, dijo que estaba emocionada, le dije que no quería incrementar su tristeza, dijo que para nada, que estaba orgullosa de mí.
Ha sido hasta bonito contárselo. Muy complicado, muchísimo.Pero ahora me siento extraño, como sucio, como con tristeza de ser así, de no poder darle a mi Mamá un nieto o nieta, de no poder tener una mujer con la que compartit mi paternidad. Me siento raro, fuera de lugar.
Pero bueno, es una etapa. Cuando me salí de la carrera me ocurrió lo mismo. Me sentía fuera del mundo, luego pasó. Esto será, y espero que sea, algo parecido.
Felices fiestas a todos.

No hay comentarios: