domingo, 27 de diciembre de 2009

Me acabo de dar otro atracón

Mis atracones siempre empiezan igual. Por la mañana tomo un desayuno normal para que después no me entre un hambre desmesurada y la comida salga hasta por las orejas. Hasta ahí bien. Luego voy al cuarto de mi madre, donde está esa luz amarillenta que tanto favorece a mi rostro y, sí, hoy parece que estoy más delgado. Mi cara está más marcada, será por las tres horas de ejercicio que hice ayer que me quedé si combustible de ningún tipo. Por cierto, he descubierto un truco para que no me duelan las piernas: colocar una alfombrilla en el suelo. Así soporté tres horas casi sin esfuerzo. Sí, unas 1500 calorías menos, lo conseguí.
Hoy me levante animado y, como antes he dicho, desayuné. Me duché y comprobé mi cuerpo. No me desagradó del todo :¡Qué bien!.La felicidad duraría poco.
Anoche me acosté con la necesidad de comer un polvorón. En su lugar lo reprimí y me comí una gelatina sin azúcar de tan sólo 14 Kcal, un gran descubrimiento en Mercadona.
Hoy sobre las 11 de la mañana el antojo navideño de mantecado volvió. Y me dije:" Bueno, tan sólo son 140 kcal, un poco más que un manzana que me como sobre esta hora, aunque su índice glucémico es mayor, si consigo el déficit calórico, no hay problema". ¡Cómo me miento a mí mismo!. Después del "polvoroncito", me levanté de nuevo y cogí uno doble de coco. Luego la Bulimia me dijo: "Come, come, que no pasa nada";y, ahí, en ese momento, comencé a devorar un mantecado tras otro, así hasta seis. Luego fui a donde estaban los bombones y engullí unos seis(sí, parece que todo lo que como lo hago hasta el número seis). Mi hambre de buey no se sació con eso, no. Fuí en busca de aquel dulce que a mi hermana le parece tan rico y acabé con él en dos bocados. Posteriormente volví a la despensa y saboreé 4 líneas de pastillas de chocolate acompañadas de pan integral mientras mi madre nerviosa e impotente me observaba. Ella sabe que no puede hacer nada por detenerme. Cogí entonces y cerré los armarios, me fui directo a las mandarinas para comerme cuatro del tirón y luego, dos vasos de agua. La última vez me hizo un buen efecto laxante.
He calculado y he comido unas 2500 kcal. Tampoco es una burrada, pero con eso engordo. En este momento no quiero ni mirarme en el espejo, me daría asco ver mi cara gorda y mi barriga inflamada.
Ya tengo la alfombrilla en el suelo preparada para mis 3 horas de ejercicio. Las haré, de eso no cabe duda. Así me quedaré con 1000 calorías encima que puede que elimine durante el resto del día incluso estando tirado en el sofá.
Parece sorprendente en torno a qué gira mi vida. Por la mañana me levanto y ni siquiera cuento las calorías, me siento fuerte y que pronto podré curarme. Pero luego por la mañana todo se vuelve alrevés.
Me he dicho miles de veces que debo distraerme y salir por las mañanas, pero es estúpido. Esta mañana estuve pintando, me duché, pinté una estrella de mar que hize...Pero cuando llega el atracón no hay nada que lo detenga. Es una falta de control que me deprime, por eso hago ejercicio, sentir que puedo soportar tres horas me ofrece seguridad y autocontrol, cosa que consiguen otros bulímicos vomitando. Yo todavía razono un poco y sé que vomitar empeorará la situación.
Esta enfermedad no se la deseo a nadie. Es preferible la muerte.
Un saludo, espero que pronto aparezca gente que pueda leer mis textos y pueda ayudarme.

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